sábado, 29 de octubre de 2016
PEDRO SANCHEZ...... FIEL A SU PALABRA
El ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez, que dimitió el pasado 1 de octubre de su cargo al frente del partido, ha renunciado este sábado a su acta de diputado. De esta forma, pasa a ser “un militante de base” pero con el objetivo de presentarse a la secretaría general de su organización en un próximo congreso en el que, según los estatutos, serán los militantes quienes diriman el liderazgo del partido. Entretanto, con su decisión de este sábado se puede mantener fiel al relato del no a un Ejecutivo del PP y respeta la decisión del comité federal, el principal órgano del PSOE entre congresos, de virar del no a la abstención para así permitir que haya Gobierno.
Pedro Sánchez deja el escaño y lanza su candidatura a la secretaría general Rajoy será elegido hoy presidente con la abstención y el desgarro del PSOE
Sánchez ha argumentado que su decisión se debe a su "profundo desacuerdo" con la resolución del Comité Federal de facilitar la investidura de Mariano Rajoy. "No iré contra mi partido ni iré contra mi compromiso electoral", ha justificado. "De las dos opciones que me da la gestora, no escojo ninguna", ha especificado. El ex líder socialista, que lo ha sido durante dos años y tres meses, se propone recorrer “todos los rincones de España” para empezar su campaña de “reconstrucción” del PSOE. Este sábado ha sido su primer acto de campaña pero antes pide a la gestora que “no expulse” a los diputados que voten en contra de la resolución del comité federal ni rompa con el PSC. Se ha erigido en defensor del mantenimiento del vínculo con el partido de los socialistas catalanes. “El lunes cojo mi coche y recorro todos los rincones de España para escuchar a los que no han sido escuchados, a los militantes y a los votantes de izquierda”, ha señalado quien fuera elegido en julio de 2014 por primera vez secretario general del PSOE con el voto de los militantes.
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A las doce y media de la mañana, hora y media antes de que se cerrara el registro del Congreso, Pedro Sánchez ha dejado de ser diputado. “Con una abstención mínima de diputados, la gestora podría haber evitado la quiebra que a buen seguro va a producirse en la votación del grupo parlamentario”, recogía en su misiva, dirigida en su encabezamiento al presidente de la gestora, Javier Fernández, y el resto de sus miembros; al presidente del grupo parlamentario, Antonio Hernando; y a los diputados socialistas. Con su renuncia, Sánchez ha resuelto la disyuntiva de desobedecer un mandato del comité federal, o renunciar a su firme convicción de que los socialistas no pueden abstenerse para que gobierne Mariano Rajoy. En una comparecencia en el Congreso de diez minutos, sin preguntas, en el que se le ha quebrado la voz y ha tenido que detenerse varios segundos ante la imposibilidad de continuar para no llorar abiertamente, ha lanzado reproches y avisos a la comisión gestora a la que ha emplazado que este sábado, después de elegir a Mariano Rajoy, “el lunes ponga fecha hora al congreso del partido”. La misión de ese órgano es conducir al PSOE al próximo congreso pero sus intenciones de hacerlo no son inmediatas sino que quieren aplazarlo no menos de seis meses.
De su breve parlamento se extraen con claridad cuáles son sus próximos pasos y los mimbres con los quiere formar una mayoría para volver a ser secretario general del PSOE: La militancia supone todo su apoyo, aunque tiene la vista puesta en los ciudadanos de izquierda cuyo voto quiere atraer Podemos.
Los momentos en los que no pudo contener las lágrimas se produjeron cuando hablaba de su pesar por dejar el escaño. “No quiero dejar de expresar cuan dolorosa ha sido esta decisión…… porque amo la política…..”. Una vez repuesto continuó aunque la emoción de nuevo le pudo en el pasaje en el que agradecía a los “millones de socialistas” que le han apoyado y al trabajo de miles de militantes de los que ha recibido apoyo. “Con su trabajo, vamos a reconstruir el PSOE”, ha augurado.
Los avisos a la gestora de que “hoy [por el sábado] termina su mandato” han causado malestar y rechazo en la misma al señalar que esa interpretación no es así en absoluto. Ahora empezará la pelea por la convocatoria inmediata del congreso. Pedro Sánchez y sus partidarios lo exigirán todos los días.
Carlota Merchán, concejala en el Ayuntamiento de Madrid y octava en las listas por Madrid el 26-J, entrará en el Congreso a raíz de la renuncia de Sánchez.
© Chema Moya El ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez.
LAS FRASES DE PEDRO SÁNCHEZ
“Con mi renuncia al acta no dejo la política, sigo como un militante más y trabajaré de forma constructiva y leal para un partido abierto y unido donde la militancia haga valer su voz".
“Las razones de mi renuncia son bien conocidas. Estoy en profundo desacuerdo con facilitar el Gobierno a Mariano Rajoy. Mantengo mi no (…) De las dos opciones que me da la gestora no me quedo con ninguna”.
"Pido expresamente que la gestora que no expulse a quienes voten en contra de Rajoy y mucho menos romper con el PSC. Si los miembros de la gestora tienen dudas, recuerdo que se contempla el voto en conciencia”.
“Hoy tras la investidura expira el mandato de la gestora. Hoy se facilita la presidencia de Rajoy y el lunes la gestora deberá poner hora, fecha y lugar para la celebración del congreso. Los socialistas queremos votar”.
“A partir del lunes cojo mi coche para recorrer de nuevo todos los rincones de España para escuchar a los que no han sido escuchados. A los militantes. Vamos todos juntos a recuperar el PSOE (...) A partir del lunes, dedicaré todo mi esfuerzo a corregir el equivocado rumbo en que la gestora ha metido al PSOE”.
“Deseo contribuir a dar a la política un sentido de fidelidad a la palabra dada. Tengo otra visión de hacer política. Se debe nutrir de la necesaria ejemplaridad”.
“Animo a los militantes a no abandonar nuestra querida organización”.
domingo, 16 de octubre de 2016
¿ ESTAMOS EN ESPAÑA NO ? LA VENDIMIA DE UN GRADUADO TELECO
Tengo 26 años, soy de Ciudad Real, estoy graduado en Telecomunicaciones y en Animación Deportiva y acabo de regresar de la vendimia en Francia.
Sobre el papel, lo de pasar quince días seguidos recogiendo uvas puede sonar duro. Pero en España ya había trabajado en la campaña de recogida de melones y sandías, por lo que, en comparación, el tamaño de las uvas no era gran cosa. Y, además, había otra motivación indiscutible: en Francia se gana casi el doble por cada hora trabajada.
Un amigo que estudió de Erasmus en Francia llevaba tres años acudiendo a la vendimia, por lo que este año me invitó a apuntarme. Como nunca he tenido un contrato fijo, sino que llevo varios años enlazando contratos temporales, ningún compromiso me impidió hacer la maleta y probar suerte.
Al final nos apuntamos seis ciudadrealeños, por lo que el viaje, más allá de lo laboral, ha sido una experiencia compartida, la de seis jóvenes obligados a alejarse de sus casas para salir adelante. Buena parte del trayecto la hicimos juntos en una furgoneta, por lo que pudimos apoyarnos mutuamente y, en algunos momentos, convertir las jornadas en algo divertido.
Nuestra primera parada fue una bodega de la región de Champagne, la zona en la que se elabora el champán. Sí, existe la probabilidad de que las uvas del champán con el que brindes las próximas Navidades las hayamos recogido nosotros.
No es la primera vez que trabajo en las cenas navideñas de los demás. Hace unos años tuve que marcharme a Inglaterra para otro trabajo temporal. En aquella ocasión, mi misión consistía en visitar criaderos de pavos, meter los animales en cajas y llevarlos al camión que los conduciría al matadero. Como podéis imaginar, esas Navidades no quise cenar pavo. Ni esa, ni las siguientes, porque aquella experiencia fue traumática y desde entonces reduje mi consumo de carne.
Manos a la obra. Foto cedida por Julián
Volviendo a la vendimia, unas furgonetas pasaban a las ocho de la mañana para recoger a las quince personas que componíamos la cuadrilla en Champagne. Trabajábamos ocho horas recogiendo uvas, y aquello no tenía mucha historia. Era una versión de Tiempos modernos, la película de Charles Chaplin, pero entre vides.
En una vendimia, no hay manera de escapar al dolor en los riñones. Pero, al menos, en Francia las condiciones son mejores que en España. Además del salario superior (casi 10 euros por hora en Francia), nuestro patrón daba dinero a los empleados por sus desplazamientos. En España, en pocas empresas se preocupan por cómo llegas al trabajo. Luego, las horas extras estaban perfectamente estipuladas en el contrato y nos las pagaron religiosamente. En España, las empresas tampoco acostumbran a preocuparse por las horas extras. Y, para colmo, nuestro jefe nos pagó una cantidad adicional solo porque estaba contento con nuestro rendimiento.
Tras la intensa jornada en el viñedo, nos devolvían al lugar donde dormíamos: una parcela de nuestro jefe en la que plantamos nuestras tiendas de campaña. Para que os hagáis una idea, nuestra vida se parecía, en esas horas libres, a la de un camping: nos duchábamos, preparábamos la cena (pasta, lentejas y cosas así) y nos relajábamos.
Siempre tratábamos de llenar la tarde con actividades, porque así evitabas sentirte como una máquina. Por ejemplo, jugábamos al ajedrez o nos acercábamos a un lago para bañarnos. Otra de mis actividades favoritas consistía en buscar tiendas de segunda mano para comprar prendas llamativas a un euro y hacer la vendimia con ellas. Lucir estampados floreados entre las viñas generaba un efecto de lo más cómico. En un entorno tan áspero, aprendes a valorar las cosas pequeñas: uno de los mejores momentos del día era cuando abríamos unas latas de cerveza, unas bolsas de patatas y nos sentábamos a charlar.
El ambiente fue aun más singular durante nuestra segunda semana de vendimia, en Sagy. En este caso, la bodega elaboraba vino ecológico, aunque eso no supuso ningún cambio en la recogida de uvas. Lo que sí cambió fue la atmósfera del campamento, mucho más bohemia. Había hipsters barbudos, un escultor, dos griegos que habían hecho parte del trayecto desde su país en bicicleta, gente que tocaba la armónica, la guitarra, el acordeón...
Además, en este campamento los dueños de la bodega ofrecían todos los días un menú de comida ecológica. Eso sí, había que pagar siete euros, por lo que tampoco compensaba demasiado y mantuvimos nuestro régimen de latas y pastas.
La última noche, incluso, se celebró una gran fiesta, en la que elegimos a la reina y al rey de la vendimia. Nos paseamos por el pueblo contentos por haber acabado, y los vecinos nos jalearon y nos felicitaron por tanto esfuerzo. Aquello parecía la entrada de una tropa victoriosa tras una batalla.
Esa última noche, nosotros preparamos unas tapas para que nuestros compañeros probaran la comida española. También nos planteamos la posibilidad de enseñarles a preparar calimocho, pero nos contuvimos porque nuestros jefes, unos bodegueros tan concienciados con lo ecológico, probablemente lo habrían tomado por un sacrilegio.
Celebrando el final. Foto cedida por Julián
Si tengo ocasión, el año que viene repetiré la experiencia. Porque viajar al extranjero siempre es enriquecedor. Y, además, se gana algo más de dinero. Aunque, quién sabe, quizás en los próximos meses consiga en España un trabajo estable.
Estuve a punto de conseguirlo al terminar mi Grado Superior en Telecomunicaciones. Trabajé como becario -por 500 euros al mes- durante unos meses en la televisión autonómica manchega. Pero mi continuidad era imposible porque ya estaban despidiendo trabajadores. Algo parecido le ha ocurrido a toda mi promoción: ninguno de mis compañeros, que yo sepa, está ocupado en algo relacionado con nuestros estudios.
De los vendimiadores que viajaron conmigo desde Ciudad Real, algunos se quedaron en Francia haciendo malabares en los semáforos -en un buen día, podían llegar a ganar 90 euros por hora-. Yo he vuelto a España para empezar un nuevo trabajo temporal. Por suerte, tiene que ver con mi segundo grado, ya que es de animador deportivo en un club de campo. La parte negativa es que solo trabajo los fines de semana.
Este texto, que había comenzado siendo una descripción sobre la vendimia, se ha convertido en un retrato del desmoralizador panorama laboral que encontramos los jóvenes. Normalmente se culpa a los políticos por ello. Y sí, yo les mandaría lejos de sus casas a recoger uvas, sandías, melones y pavos, para que así aprendan a comprendernos.
Pero no debemos volcar todas nuestras esperanzas en los políticos: ellos no tienen una varita mágica que vaya a solucionar las cosas de un día para otro. Pienso que, como sociedad, todos tenemos algún tipo de responsabilidad: los jefes deberían cuidar a sus trabajadores y los trabajadores deberíamos cuidarnos entre nosotros. Si queremos exigir a los políticos que nos ayuden, tenemos que ayudarnos entre nosotros. Si ellos no nos dan ejemplo, deberíamos dárselo nosotros.
Los jóvenes atravesamos una época complicada, sí. Pero no debemos desaprovechar ninguna ocasión para aprender, para convertirnos en mejores personas. El hecho de trabajar fuera, por ejemplo, a mí me ha ayudado a comprender a los trabajadores extranjeros que vienen a nuestro país. Debemos transformar nuestras dificultades en una energía positiva. Aunque eso jamás nos hará olvidar el dolor en los riñones tras una jornada en la vendimia.
Texto redactado por Álvaro Llorca a partir de entrevistas con Julián Tosina.
viernes, 7 de octubre de 2016
PSOE..... TORPEZA PARA EL ANIQUILAMIENTO
El hombre de la semana ha sido Josep Borrell. Después de su paso por radio ('Hoy por hoy'), televisión ('El Intermedio') y prensa escrita, se ha granjeado unos cuantos simpatizantes entre los filosocialistas, muchos parabienes entre el ciudadano común y bastante odio en Ferraz. Su virtud y su pecado han sido explicar de un modo sencillo, didáctico y plagado de sentido común que el espectáculo de la semana pasada podía haberse evitado. Los mismos objetivos eran alcanzables mediante caminos estatutariamente previstos, con tensiones pero sin puñaladas, y sin acumular los ridículos personales que hemos debido presenciar, desde la señora que se reclamaba la máxima autoridad del partido hasta la que quería dedicarse a la costura, pasando por un García-Page que amenazaba a los populares con presentar una candidatura potentísima a las terceras elecciones si llegaban a producirse. Son algunas de las muchas cosas de los últimos días que los socialistas querrían que olvidásemos rápido, pero que se han quedado en nuestra memoria y que permanecerán allí mucho tiempo.
Reina la torpeza
Sin pronunciar estas palabras, lo que Borrell estaba señalando es que su partido no podía haber actuado de forma más torpe; que no podían ser más inútiles. ¿Por qué generar una guerra civil retransmitida en tiempo real cuando los dos objetivos, cambiar al líder y pactar con el PP, eran perfectamente conseguibles por las buenas? ¿Por qué hacer las cosas por el peor camino cuando se podían realizar con sensatez?
La crisis del PSOE es explicable desde distintos puntos de vista, y de algunos ya hemos hablado, pero todos ellos confluyen en la explicación que el filósofo José Luis Villacañas destacó en una reciente entrevista: “La crisis del PSOE tiene su origen en la ruptura de su vínculo con la inteligencia. Antes, cualquiera que tenía algo que decir lo canalizaba colaborando con el PSOE, pero a partir de los ochenta el partido fue expulsando de su seno todo lo que tenía que ver con la intelectualidad, fue estrechando la capacidad de integración y generando una lógica de ‘alto cargo’. Todo el que se acercaba al PSOE, yo entre ellos, era sospechoso de buscar el botín. Aquello construyó un partido burocrático, sin ideas, sin frescura y sin capacidad de conectar”.
La fidelidad a los grupos internos
El diagnóstico puede parecer exagerado, pero no lo es. La mayoría de colectivos y de instituciones comienzan a anquilosarse cuando se produce este repliegue sobre sí mismos, que provoca que quienes foman parte de ellos pierdan de vista las ideas que defendían y los objetivos que les llevaron allí y comiencen a comportarse instrumentalmente. La adulación, la falsedad, la hipocresía y la fidelidad a los grupúsculos internos, a esos que te han proporcionado o te van a proporcionar un cargo, determinan la vida del partido mucho más que el sentido común, las ideas o la sensatez. El pragmatismo es importante, pero solo en lo que se refiere al que le beneficia a uno; el bien de la organización se supedita al propio. Esas dinámicas, que son muy frecuentes en los partidos, encuentran insoportable la inteligencia y hacen todo lo posible por expulsarla, salvo que les sea útil en algún sentido.
El PSOE lleva bastante tiempo privado de inteligencia, y se ha dejado sentir en numerosas decisiones estratégicas desacertadas, en su pérdida de presencia social y en la desconfianza que genera en los electores, especialmente los de grandes núcleos urbanos. El mismo apoyo de las élites del partido a la elección de Pedro Sánchez cuando querían poner a Susana, las tensiones internas mal disimuladas, sus tácticas para ganarse a la juventud con aquello del 'Pdr Snchz' y conseguir más electores a partir de criticar la corrupción (solo porque era lo que creían que había dado la popularidad a Podemos) son algunos detalles, pero hay muchos más.
La última gran metedura de pata ha sido la de su relación con el PP. Desde las elecciones de diciembre pasado, solo cabían dos opciones: o se llegaba a un acuerdo con los populares (en forma o no de gran coalición) o se optaba por la fórmula Corbyn, se giraba a la izquierda y se trataba de ocupar el espectro político en el que Podemos trataba de desenvolverse. O se combatía al PP o se peleaba con Podemos: o eras Renzi o eras Corbyn, pero ambas cosas a la vez no era posible.
10 meses tarde
El PSOE ha optado por moverse en el término medio hasta que ha tenido que tomar una decisión drástica, y lo ha hecho de la peor manera posible. Después de dilatar 10 meses el proceso, ha tenido que dar un absurdo golpe de mano que lo deja muy debilitado en cuanto a aceptación pública y en cuanto a la capacidad de negociación con el PP. Se podía haber hecho peor, desde luego, pero era muy difícil.
El PP, conocedor de esta fragilidad, está forzando y hace muy bien (salvo que apriete demasiado y se le vuelva en contra, porque tampoco es un partido particularmente inteligente). No quiere investidura sino gobernabilidad, y es normal. El problema de fondo es que, esté quien esté al frente del Gobierno, tendrá que lidiar con los ajustes de Bruselas, que van a ser duros, y Rajoy no quiere un aliado que se le vuelva en contra a la primera de cambio. Ese telón de fondo, la 'lista de la compra' que Bruselas pondrá encima de la mesa en cuanto el Gobierno esté formado, va a ser un problema serio y necesitará de apoyos de todas partes para poder llevarse a cabo sin generar mucha inestabilidad.
© EFE Borrell, saliendo de Ferraz el pasado sábado. (EFE)
Las órdenes de la UE eran, además, lo que hacía prácticamente imposible un Gobierno de izquierdas. Llegar a La Moncloa en la antesala de un tijeretazo era una apuesta muy arriesgada para el PSOE, especialmente cuando está en guerra con Podemos y ambos pensaban que el crecimiento electoral de uno dependía del hundimiento del otro. Tener como aliado a tu enemigo en el momento en que ambos tendríais que hacer justo lo que vuestros votantes os han pedido que rechacéis, es bastante absurdo. Por eso Sánchez buscó a Ciudadanos, pero era también una apuesta imposible, porque Podemos y Ciudadanos no podían ir nunca de la mano.
Así las cosas, y después del espectáculo, al PSOE solo le queda la rendición, pasar por el aro del PP de la manera más amable y disimulada posible, e intentar recomponerse para, dentro de un tiempo, hacer creer que nada de esto ha pasado. Pero es bastante difícil. No solo porque ahora toca Bruselas, y las élites socialistas quieren plegarse a lo que dice Bruselas en lugar de combatirlo, sino porque, para renovar el partido, necesitan que la inteligencia regrese. Y en una formación en declive, eso es muy, muy complicado.
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