miércoles, 23 de noviembre de 2016

BREXIT TRUMP, ¿ FRUSTRACION O MIEDO ?

El Real Instituto Elcano analiza el derecho popular al enfado, el origen del voto contra las élites y las razones de la reacción anti-establishment. Saludos nazis en un acto de la derecha alternativa para celebrar la victoria de Trump Marine Le Pen y Nigel Farage felicitan a Donald Trump MARÍA CRESPOMadrid 23/11/2016 21:08 Desde la victoria de Trump o incluso antes, el paralelismo estaba claro. El voto al magnate republicano y el que inclinó la balanza a favor del Brexit tenían mucho en común. Estos dos escenarios a uno y otro lado del Atlántico muestran los síntomas de algo más amplio: un rechazo a la globalización y un apoyo a los partidos anti- establishment con cada vez más fuerza en las urnas. Una vez diagnosticada la tendencia se impone la búsqueda de las razones que explican este aumento de los partidos contrarios a las élites, mayoritariamente en Europa. Éste es el objetivo del estudio 'Causas del rechazo a la globalización: más allá de la desigualdad y la xenofobia' de Miguel Otero Iglesias y Federico Steinberg, del Real Instito Elcano. Estos dos investigadores han identificado cinco causas fundamentales del fenómeno descrito. En primer lugar, la explicación económica. Estos partidos extremistas se alimentan de votantes de clase media y media baja, cuyos ingresos se han estancado, que temen que su trabajo se lo robe una máquina o un país lejano con salarios aún más bajos y que saben que sus hijos vivirán peor que ellos. A este respecto, un dato. Entre 2005 y 2014, la renta real en los países avanzados se había estancado o caído para más del 65% de los hogares, según el estudio 'Poorer than their parents' (Más pobres que sus padres) de la consultora Mckinsey. Estos desencantados, en el caso del Brexit, creen que al estar fuera de la Unión Europea, Reino Unido les protegerá de los peligros de un mundo global. PUBLICIDAD inRead invented by Teads La segunda causa es el miedo a perder la identidad nacional. Tras décadas de inmigración y de políticas de integración poco eficaces, la diversidad es, en vez de una fuente de riqueza, la mecha de la xenofobia. El 'incendio' se acaba propagando con la crisis migratoria de los últimos años. Los votantes eligen a líderes fuertes, casi autoritarios (como Viktor Orban en Hungría) que prometen salvar la cultura y los valores nacionales frente al peligro: los inmigrantes. En tercer lugar está el cambio y los avances tecnológicos y, en particular el salto cualitativo que ha supuesto la llegada de los móviles a nuestra vida. La tecnología es una fuente de oportunidades pero también genera miedo o ansiedad entre algunos trabajadores que ven peligrar sus empleos. "No estamos hablando sólo de los taxistas y Uber", resume Miguel Otero Iglesias. "Es que hay contables, abogados, personal en la sanidad o en la Administración cuya labor puede ser sustituida por la de una máquina". Así, parte de la clase media mira con desconfianza a la modernidad. Ese recelo crea una brecha tecnológica, a veces entre jóvenes (cualificados para los nuevos empleos que la tecnología propicia) y mayores (superados por lo 'incomprensible') y, sobre todo, entre el mundo urbano y el rural. Esta desconexión entre dos mundos se refleja en las elecciones de EEUU: todas las ciudades de más de un millón de habitantes votaron a Hillary Clinton. La cuarta razón no es nueva y tiene que ver con cómo el Estado de Bienestar crea grupos de interés que, con el tiempo, se han vuelto proteccionistas. Sectores -como la educación, la sanidad, por ejemplo- que estaban protegidos por el Estado ven cómo están siendo liberalizados y privatizados (lo que perjudica sus condiciones laborales). Estos sectores se oponen con mayor determinación a los tratados de libre comercio y, por ejemplo, en el caso de la educación, existe la sensación de que hay estudiantes 'de primera' -hijos de clase alta cuyos padres pueden costearle una universidad o colegio prestigioso- y 'de segunda' -que irán a centros públicos con recursos cada vez menores-. La última razón está en la crisis de la democracia representativa, o dicho de otra manera, la desconfianza de una gran parte de la población hacia la política y hacia las élites en general. Ese mismo desprecio se aplica a la burocracia, a los expertos y a la autoridad en general. "Se tiene la percepción de que la clase política ha dejado que los tecnócratas -los bancos- resuelvan la crisis. Cuando los políticos no toman decisiones y falta liderazgo, aparecen esos populismos", resume Otero. Recetas para frenar el voto del miedo "La gente tiene razones y derecho a estar enfadado. No es una alternativa mirar hacia otro lado", asegura Steinberg. "En los países desarrollados a la gente no le va tan bien como les gustaría y eso les genera frustración". Esa palabra, el no querer asumir que la realidad es menos idílica de lo que nos habían contado y el futuro podría ser peor, resume el voto a los partidos que ofrecen soluciones muy fáciles a problemas muy complejos regando su discurso de tierras prometidas con fronteras por las que no entran ni la innovación ni los extranjeros. Hay, sin embargo, al menos un paciente que no sólo no se ha contagiado sino que parece estar dando ejemplo a otros: "Canadá, por sus programas de redistribución de la riqueza y por tratar la diversidad cultural como algo enriquecedor para la población", apunta Steinberg. Precisamente estos dos elementos son algunas posibles soluciones que los autores del estudio esbozan. Pero hay más recetas: hacer más sostenible el estado de bienestar, formar a la población para que utilice la tecnología como herramienta de empoderamiento y abrir nuevos espacios y canales para que la ciudadanía se sienta más representada y, sobre todo, más cercana, a la política.

martes, 15 de noviembre de 2016

CONGO: LA GUERRA QUE NO INTERESA PUBLICITAR

Me alegré mucho cuando vi que Salvados dedicaría un programa a hablar de la guerra del Congo. Que el equipo de Jordi Évole pusiera en prime time un tema tan silenciado es digno de elogio. Sin embargo, me gustaría añadir algunas ideas y señalar los riesgos de la narrativa de Salvados, demasiado parecida a la de tantas campañas humanitarias. Lo más brutal del Congo es la continuidad histórica de las atrocidades. Lo repasaba el periodista Xavier Aldekoa al inicio del programa: los grandes desarrollos tecnológicos occidentales han venido acompañados de sufrimiento en el Congo. Pero no se trata solo de eso: las estructuras políticas han ido encaminadas siempre a mantener la explotación. Viendo el programa, podría dar la sensación de que los políticos congoleños son unos irresponsables y que los africanos, en conjunto, no dan para más que para ser una tropa de idiotas y ladrones, acompañados por una serie de ciudadanos desamparados en el papel de víctimas. Y que siempre fue así. Las multinacionales extranjeras haciendo de malos, y las ONG europeas poniendo parches como pueden. Fin. Ahí eché de menos a Lumumba y Mobutu. Patrice Lumumba, primer ministro electo del Congo independiente, quería acabar con el tribalismo para construir un país próspero gracias a sus riquezas naturales. "Que se vayan y nos dejen en paz con nuestro futuro", decía. Fue depuesto y, al cabo de seis meses, asesinado. A manos de katangueños independentistas, controlados de facto por los belgas. Es importante mantener la teatralidad: que parezca un crimen entre negros, sin hablar nunca de las manos blancas que mueven los hilos. El líder de esos independentistas, Moïse Tshombe, fue aplaudido por el diario ABC y acabó exiliándose a la España franquista. El Congo consiguió que ABC estuviera a favor de la independencia unilateral de una región, ya les digo que es un país increíble. Lumumba fue sustituido finalmente por Mobutu, que durante tres décadas acumuló miles de millones de dólares antes de fallecer de un cáncer de próstata. Durante sus años en el poder recibió todo el apoyo financiero de EEUU, Europa, el FMI y todos los organismos serios del mundo libre. ¿Quiénes son esos rebeldes? El contexto del Congo no puede entenderse sin hablar de las grandes potencias (Francia, Estados Unidos, Reino Unido) y los estados vecinos (Ruanda y Uganda) que les sirven de marionetas. Para entenderlo debemos ir al genocidio ruandés: más de 800.000 personas (entre tutsis y hutus moderados) fueron asesinadas por las milicias hutus radicales, los Interhamwe. El conflicto acabó con la llegada al poder de Paul Kagame, un tutsi. Muchas personas huyeron al Congo –ayudadas por los franceses, cómplices en primera instancia de los genocidas– temiendo posibles represalias. Y el tema se convirtió en un asunto de seguridad para Ruanda: en los campos de ACNUR, los genocidas preparaban una nueva invasión. Para prevenir, las tropas de Kagame aniquilaron a decenas de miles de personas: muchos de esos refugiados no tenían nada que ver con el genocidio. Susan Rice, voz experta en asuntos africanos con Clinton y con Obama, resumió el papel americano poco antes de las masacres: "Kagame sabe lo que hay que hacer, lo único que tenemos que hacer nosotros es mirar hacia otro lado". Y así fue. Desde la expulsión de Mobutu del poder, Ruanda ha tenido un papel clave en la política congoleña. Apoyada por la élite global (Bill Clinton y Tony Blair, entre otros), se ha convertido en el ‘milagro económico’ de la zona, aunque raramente se comenta el papel de sus milicias en el robo de minerales del país vecino. Su omisión en el programa es una lástima. El Congo es un desastre por su propia dinámica interna, pero también ha sido el gran daño colateral del genocidio en Ruanda. El consumo ético no es ético Una de las últimas tesis del programa es hablar del consumo responsable de móviles. Y eso nos lleva a la última conclusión, quizá la más importante para hablar seriamente de desarrollo en los países empobrecidos. Aunque todo el mundo comprara Fairphones, el Congo seguiría siendo pobre. Si un país vende cacao a otro, y este le vende chocolate al primero, ¿quién gana? El chocolate es un producto elaborado y siempre será más caro que la materia prima. Si vendes más barato de lo que compras, acabarás con deudas. Y eso no se arregla con cacao de comercio justo, cacao environment- friendly o cacao veggie wonderful para que un europeíto de clase media sienta que está haciendo su parte por mejorar el mundo. Si Costa de Marfil, primer productor de cacao mundial, tuviera su propia industria, el país se enriquecería y no necesitaría ninguna ayuda. Y sus niños, en lugar de trabajar como esclavos para grandes marcas, podrían ser ingenieros para mejorar la productividad de las máquinas marfileñas. Y los ingenieros marfileños adultos, en lugar de jugarse la vida para acabar recogiendo fresas en Almería, se quedarían trabajando en casa. La misma idea es aplicable al Congo y a cualquier país africano. La industrialización de África, por supuesto, es una quimera. Los préstamos que reciben de los países ricos van condicionados, precisamente, a que no usen las medidas proteccionistas que les permitirían crear esa industria. A la postre, se les impide que sigan el camino que recorrieron todos los países que hoy son ricos. Y se sigue insistiendo en que el comercio entre un productor de trigo y un productor de coches acabará enriqueciendo a ambos –aunque el productor de trigo africano vea su mercado local saturado por el trigo subsidiado europeo y americano–. Como resultado, los países africanos se endeudan con los países ricos, que acaban extrayendo más capital del continente del que acaban enviando. Ayudamos a los africanos a ser pobres y nos enriquecemos en el proceso. Una crisis como la de los refugiados es un buen pretexto para debatir estos temas, pero seguimos empeñados en dar respuestas bien intencionadas a problemas más profundos, y crear debates morales sobre consumo cuando quizá toca impugnar el sistema entero. Que la peor crisis del capitalismo en 80 años acabe con la extrema derecha en el poder es un buen indicador del éxito de las ideas progres. Que cada uno haga lo que quiera, pero los problemas del Congo ni empiezan ni acaban con el coltán, ni su estructura política se debe a la natural ineptitud de los africanos, ni las ONG son una ayuda. Con toda su buena fe, sirven para enmascarar los problemas y hacernos creer –todavía– en esa África dependiente que no sabe resolver sus problemas, ocultando la cruda realidad: el saqueo colonial, cinco siglos después, sigue más vivo que nunca.

lunes, 7 de noviembre de 2016

DIME DE LO QUE PRESUMES.... Y TE DIRE DE LO QUE CARECES. CHORIZOSSSS

Madrid 7 NOV 2016 - 18:12 CET El exdiputado del PP Vicente Martínez-Pujalte. El Juzgado de Instrucción 49 de Madrid ha citado a declarar como investigados —figura que reemplaza a la de imputado— el próximo 23 de noviembre a Vicente Martínez-Pujalte y Ana Torme. Los exdiputados del PP están acusados de falsedad y cohecho por el cobro de trabajos presuntamente inexistentes a través de la empresa Sirga XXI Asesores, de la que eran socios. La causa, que procede de los Juzgados de Valladolid, se abrió después de que Torme denunciara ante la fiscalía un entramado empresarial presuntamente dirigido por Pujalte. En su denuncia, Torme detalló cómo ella cobró por labores de dirección y gestión de la empresa Sirga XXI Asesores hasta que se desvinculó en 2001, mientras su socio multiplicaba esta cantidad en sus ingresos por ser quien realmente captaba los clientes y prestaba los asesoramientos ahora investigados. MÁS INFORMACIÓN Pujalte cobró de la trama de Arístegui y De la Serna por informes plagiados de Internet Pujalte cierra la empresa con la que cobró 75.000 euros como asesor 'Martínez Pujalte', por JOAQUÍN REYES El juzgado también ha citado a otras personas relacionadas con la causa. El 14 de diciembre tendrán que comparecer el exasesor de José María Aznar Jaime Miguel Marín, el exdiputado Alejandro Ballesteros y una tercera persona, María del Mar Benito. El 11 de enero acudirá al juzgado el empresario Alejandro Llorente. En su denuncia, Torme aseguraba que tras desvincularse de la empresa advirtió irregularidades, como el hecho de que muchas empresas que facturaban a Sirga fueran de personas vinculadas al PP o que algunos de sus administradores estuvieran sometidos a escándalos de corrupción o fueran familiares de estos. Torme, que había sido diputada del Congreso entre 1996 y 2008, en el momento de la delación era senadora del Grupo Popular. Por esta razón tuvo contacto con varios diputados, entre los que citó a Pujalte y Jaime Ignacio del Burgo, que también figuraba en la denuncia posterior de la fiscalía. Los músicos de Pujalte Según Torme, Pujalte le propuso asociarse para poner en marcha una empresa de asesoramiento, en principio, para gestionar los derechos de autor de "un grupo de músicos amigos suyos", a los que llegó incluso a presentar. La empresa Sirga XXI se constituyó el 22 de octubre de 2008, si bien la idea inicial no llegó a desarrollarse por motivos que Torme aseguraba desconocer. Además de la gestión de los derechos de autor, Torme señalaba que Pujalte le propuso incluir en el objeto de la sociedad la prestación de servicios de consultoría y asesoramiento fiscal, económico, financiero y jurídico, y que él asumiría el papel de presidente y ella el de secretaria. En su denuncia, Torme señaló que el trabajo de captación de clientes fue asumido por el exdiputado y que entre las tareas en dicho ejercicio aparecieron estudios para la Confederación de Empresarios de Badajoz, asesoramiento a la empresa Corporación Llorente S. L., entidad con renombre en Valladolid. Herencia de Trillo Sobre esta empresa en particular, Torme señalaba que Pujalte no le dijo que anteriormente ese trabajo lo desempeñaba otro exdiputado del PP, Federico Trillo. Según la denuncia, Sirga emitió factura a Corporación Llorente el 27 de noviembre de 2008 por importe de 15.000 euros. Torme asegura que no se le informó de que se trataba de un contrato mensual. Otros trabajos que surgieron para Sirga XXI Consultores fueron la confección de un libro científico sobre las cajas de ahorro españolas, de cuya edición se encargó Aranzadi y cuyos directores fueron el propio Pujalte y el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos. Pujalte seguía captando otros clientes y subcontrató a Miguel Marín Cózar, quien luego se incorporaría como socio a Sirga XXI, y asesoró, entre otros, a Marcenado Economistas S. L. y Mind Talent Selection S. L. En 2011 la labor se ampliaría a Karistia S. L. Y a Scardovi, las empresas de Pedro Gómez de la Serna y Gustavo de Arístegui, exdiputados del PP investigados en la Audiencia Nacional. Cobros de Pujalte Sobre sus retribuciones, Torme aseguró que Pujalte obtuvo en 2008 los 15.000 euros que procedían de Corporación Llorente porque él fue quien realizó la prestación profesional. Para evitar confusiones, se estableció que, dados de alta como autónomos, recibirían una retribución por dirigir la empresa y el exdiputado otra más por los servicios profesionales que prestara personalmente. En 2009 Torme percibió un sueldo de 19.956 euros, mientras que en atención a su doble cometido Pujalte se embolsó 40.880. El reparto en 2010 fue de 27.456 euros para Torme y 65.706 para Pujalte, mientras que en 2011 el reparto fue de 35.380 para la primera y de 96.456 euros para su socio. Tormé decidió abandonar el proyecto en 2011 "viendo que la empresa estaba en manos" del exdiputado, por lo que vendió sus participaciones en noviembre de dicho año por 5.250 euros.