miércoles, 20 de diciembre de 2017
CUANDO LA CLASE MEDIA "INDEPE" TOMA LA ESCUELA CATALANA
Existe una batalla en las escuelas. Una batalla que promueve la clase media, que quiere asegurar que sus hijos puedan mantener su posición en el futuro. Es lógico y razonable. Pero esa batalla puede lesionar el objetivo de la igualdad de oportunidades que debe promover la administración. El proceso soberanista ha venido marcado por esa clase media, que ha llegado a la conclusión de que con un Estado propio podía defender mejor sus intereses, porque en España no se quieren acometer reformas. Ese ha sido el gran mantra de los dirigentes independentistas en todos estos años.
¿Pero qué esconde? Con la defensa de un proyecto político soberanista, se ha querido defender, en realidad, unos determinados intereses, para poder seguir ahí, para no perder posiciones en la escala social. No es criticable, siempre que se diga con claridad, sin subterfugios, sin vender que toda la sociedad catalana en su conjunto, también las clases más desfavorecidas, se iban a ver beneficiadas con un Estado propio.
En Cataluña en los últimos años se han puesto en marcha algunos proyectos educativos de carácter innovador. Uno de ellos es Escola Nova 21, que dirige Eduard Vallory, y que, tras una extensa formación, se ha dedicado a plantear alternativas, a buscar soluciones para un modelo que, ciertamente, ha cambiado poco en los últimos decenios. Colabora en ese proyecto la Fundació Bofill, el Centro Unesco, la UOC y La Caixa.
La clase media se acoge a proyectos de innovación para buscar una distinción frente a otros centros públicos
Hay escuelas públicas y concertadas que han decidido participar. El modelo de gestión, al margen de la innovación pedagógica, pasa por poder contratar profesores, más allá del corsé de los funcionarios, como se ha reflejado en las conversaciones entre el propio Vallory y Josep Maria Jové, el ex número dos del departamento de Economía, que él mismo recogió en sus agendas, y que se detalla en el informe que ha realizado la Guardia Civil. Eso es discutible, se trata de una apuesta de carácter liberal, que huye de la uniformidad en la que se han refugiado muchos colectivos, como los sindicatos, pero que debe ser objeto de un debate intenso sobre qué administración queremos y sobre el poder de la clase funcionarial. Y eso está pendiente, y se debería poder realizar, cierto.
Ahora bien, lo que está ocurriendo es que esa clase media indepe --en el concepto de que defiende la independencia de Cataluña, pero también respecto a la voluntad de tener la mayor autonomía posible para tomar decisiones al margen del conjunto del sistema educativo-- ha comenzado a pedir centros que se acomoden a sus características, que puedan ser calificadas y que muestren signos de distinción respecto a otros centros, los llamados de alta complejidad que casi siempre son públicos y acogen altos porcentajes de inmigración.
Se trata de un fenómeno que algunos expertos como el sociólogo Xavier Bonal, profesor en la UAB, ha denominado “gentrificación escolar”. Esa clase media que ha perdido posiciones en estos años, que no puede acceder a centros concertados que cobran un buen dinero por las actividades complementarias, demanda centros públicos que innoven, como los que colaboran con Escola Nova 21. ¿Y qué ocurre?
La clase media ha iniciado un proceso de gentrificación escolar, dejando colgados los centros de alta complejidad
Sucede que la administración puede sucumbir ante esa demanda y se presta a facilitar nuevas aulas, cuando ya existe una red pública que puede proporcionar las plazas necesarias. Es lo que ha ocurrido exactamente en la derecha del ensanche de Barcelona. Una escuela, Encants, que forma parte de la red de Escola Nova 21, quiere tener continuidad con un nuevo instituto de secundaria, la Angeleta Ferrer, que se pondrá en marcha el próximo curso.
Y los institutos de la zona se han puesto en guardia, como el Pau Claris. Resulta que las asociaciones de padres y madres tuvieron el valor de creer en el bien público, y decidieron que sus hijos, tras dejar las escuelas de primaria, estudiarían en centros de alta complejidad, para dinamizar también los barrios en los que viven. Institutos con casi el 100% de inmigración, tienen ahora el 60%, con buenos resultados para todos los estudiantes, promoviendo la integración social, o --si se quiere decir mejor-- en contra de la segregación social.
¿Pero qué pasa si se ofrecen nuevos centros que sigan ese marketing de la innovación? (sí, cambios debe haber, nada puede ser para siempre). Pasa que atraerán a esa clase media indepe que vela por sus intereses particulares y pondrá en cuestión los proyectos de integración social existentes.
Y este debate es esencial para saber qué sociedad queremos.
lunes, 18 de diciembre de 2017
SEPARATISTAS CATALANES ¿ MALA LECHE ?
Mientras que los separatistas van de mártires, los partidos constitucionalistas lo son. En esta campaña los escraches, insultos e incluso intentos de sabotaje los padecen siempre las formaciones que defienden la Constitución. ¿Por qué?
Escondidos detrás de los CDR
A los fanáticos no les gusta que les lleven la contraria y a los independentistas, menos. Están hechos a que sean solo ellos los que hablen, obren, critiquen, aplaudan o lloren. El resto no tenemos derecho ni al aire que respiramos. Luego se quejan de que les califiquemos como a nazis. Detrás de su supremacismo se esconde también una puerilidad total, una inmadurez política notable. No precisan argumentación para abalanzarse encima de sus enemigos.
En esta campaña, que saben decisiva porque podría acabarse su omnímodo poder en esta Cataluña que han machacado entre tres por cientos, herencias del padre de Jordi Pujol y sus dineritos en paraísos fiscales, desvío millonario de fondos de la sanidad, la educación o los temas sociales hacia el proceso, más millones dedicados a subvencionar amiguetes, asociaciones independentistas o máquinas de propaganda como TV3, ven demasiadas cosas que no les gustan. El solo hecho que alguien como Inés Arrimadas pudiera sentarse en la Casa dels Canonges como presidenta les hace enloquecer. Su vena totalitaria les hace babear de rabia, escupiendo espumarajos en forma de twits a través de su poderosa red de trolls, descalificando, insultando, amenazando, haciendo listas negras de todo tipo. Ya lo hemos dicho y lo repetiremos: son nazis, y con esta gente hay que andar con cuidado, porque puede esperarse cualquier cosa.
Han decidido priorizar sus objetivos, centrándose en el rival que más posibilidades tiene de batirlos en las urnas: Ciudadanos
Han decidido priorizar sus objetivos, centrándose en el rival que más posibilidades tiene de batirlos en las urnas: Ciudadanos. No es de extrañar que la formación naranja monte una carpa y al poco haya alguien que intente sabotearla, o que a la candidata Arrimadas la esperen siempre oportunamente en sus actos algunos “espontáneos” que le griten fascista, entre otras lindezas. Uno pensaba que con el 155 las cosas del orden público estarían algo más controladas en esta Cataluña post señoritos del proceso, pero va a ser que no. Los sonrisitas separatistas se pasean por redes sociales y calles sin el menor problema. Incluso me atrevería a decir que ay de aquel miembro de las Fuerzas de Seguridad que se atreva a actuar. Ya se sabe, el Delegado del Gobierno en Cataluña, señor Enric Millo, pidió perdón por las cargas policiales del pasado butifarréndum. Estos pacíficos, democráticos y apacibles separatistas, los que son capaces de impedir que la gente acuda a su trabajo poniendo niños en medio de una autopista, se escudan tras su brazo armado, auténticas tropas de choque del proceso. Nos referimos a los autodenominados Comités para la Defensa de la República, sucesores de los que defendían el Referéndum. Creados en abril pasado, sus impulsores fueron, entre otros, Esquerra Independentista y varios elementos del PDeCAT, Esquerra, ACN, Ómnium y, claro está, integrantes de las CUP. Sus métodos distan muy poco de los empleados en la kale borroka vasca y están extraídos tanto de los abertzales como de los manuales de lucha urbana empleados por los antisistema. Se trata de acosar al adversario, sembrar el pánico entre la gente, intimidar al discrepante, desafiar a la autoridad y siempre, siempre, buscar la confrontación con las fuerzas de orden público, obligándolas a intervenir, para después mostrarlas ante la opinión pública como una tropa de fascistas descerebrados.
Estos angelitos del señor se inspiran en una organización comunista: los CDR o Comités de Defensa de la Revolución cubanos
Ni qué decir tiene que estos angelitos del señor se inspiran en una organización comunista: los CDR o Comités de Defensa de la Revolución cubanos, auténtica Gestapo que vigila y controla de manera intensiva a la población. Todo amor, el amor que Junqueras cita tantas veces, todo sonrisas y pacifismo. Pero, a la que te descuidas, te ponen en una lista negra, te sabotean un acto político legal o te llaman fascista. Eso, de momento.
Tienen muy mal perder
Que tanto a Inés como a Xavier García Albiol los acosan grupos dedicados a hacerles escraches es fácilmente comprobable. Que a las sedes de Ciudadanos y del PP las asaltan cada dos por tres, también. Que a estas podemos sumar algunas del PSC, efectivamente. Pero, en rigor, son los dos partidos, el naranja y el popular, los que reciben más. El segundo porque es, según los separatistas, el partido fascista heredero de Franco – hay que ser imbécil y mentiroso para decir tamaña enormidad – y el primero porque es peor que el PP, es falangista, y conste que eso lo dijo una señora del PSOE, no un sudoroso cervecero de las CUP. Los fake, viejísimos pero vigentes, en los que se representa a un falso Albert Rivera como un 'skin' saludando al modo hitleriano o a otro espurio Jordi Cañas como un legionario ebrio, vuelven a estar de moda. Los empleados del proceso trabajan a fondo, e igual les da colgar un twit en el que dicen que la CNN ha difundido un vídeo en el que hablan de los noventa mil catalanes que se manifestaron en Bruselas sin que se le caiga la cara de vergüenza al autor – propietario de pisos turísticos ilegales en Barcelona, por cierto – que mostrar fotos de brutalidad policial de otros países diciendo que son instantáneas del pasado butifarréndum, y eso lo hace todo un eurodiputado como Ramon Tremosa, que no es un simple iluminado, es un cargo público al que se le supone que debería ser algo más que un hiperventilado agitador.
Mucho nos tememos que no estamos aún ni al diez por ciento de las barbaridades que esta gente es capaz de cometer
La cosa va in crescendo. Mucho nos tememos que no estamos aún ni al diez por ciento de las barbaridades que esta gente es capaz de cometer. Conforme transcurre la campaña van observando que hay gente que está hasta las narices de sus manera de matones de taberna y sus amenazas. En Cataluña se está empezando a perder el miedo y ellos lo saben. Saben que las urnas de verdad, no las suyas, tramposas, podrían ponerle punto final a su bochornoso proceder y van a emplear todos los métodos que tengan a su alcance para evitarlo. Sea como sea. Son unos soberbios que poco o nada pueden ofrecerle al pueblo catalán, más allá de su inmensa vanidad, ese globo de gas que podría estallarles en su cara si los votantes van en tropel a decirles que basta ya.
El ex conseller Toni Comín, por vía de ejemplo, se atrevía a reñir a una periodista en una cadena privada de televisión porque esta le dio justamente ese título, el de ex. “Perdone, ¿he escuchado bien, me ha llamado ex?”, dijo como si le hubieran mentado a su madre, para luego echarle una bronca del quince. Están atrincherados en su alcázar de facundia y me pregunto si deberíamos seguirles pagando los sueldos y pensiones que les corresponden. Mejor sería dedicarlos a fines sociales.
Estos van a por todas. Les da igual cargarse lo que sea. Lo han hecho con Cataluña, a punto están de haberlo hecho con España y ahora le toca a Europa. Si han de aliarse con la extrema derecha finlandesa – el ex Raül Romeva se reunía con ésta hace pocos meses – como con la belga, lo hacen. Tot per Catalunya, dicen. ¡Si León Degrelle levantara la cabeza!
Son expertos en explotar el cuento de la lágrima y a su pueril electorado ya les va bien, incapaz de razonar con un mínimo de sentido común
Se pasan el día lamentándose, asumiendo el papel de pobrecitos mártires que solo querían que la gente votase, pero, a la que rascas un poco, se les cae la piel de cordero y enseñan su auténtico rostro, el de un fanatismo sectario, feroz, intolerante, que no admite oposición alguna. Son expertos en explotar el cuento de la lágrima y a su pueril electorado ya les va bien, incapaz de razonar con un mínimo de sentido común.
Pero, cuidado, que esta gente sea capaz de rilarse delante de un juez y revivir las tres negaciones de San Pedro no significa que la cobardía sea el paradigma de los restos del proceso. Tienen muy mala leche, mucha, son rencorosos y se recrean en las desgracias ajenas. Les falta un nada, un siquiera, para dar el salto adelante y acabar volviéndose violentos del todo. El germen de la intolerancia fascista que poseen en su ADN los lleva indefectiblemente hacia ese punto. Si pierden las próximas elecciones lo demostrarán. Por eso, ni agua.
Miquel Giménez
lunes, 4 de diciembre de 2017
CATALUÑA. INTENCION DE VOTO
Unas horas antes de que arranque la campaña más decisiva y atípica de Cataluña y poco después de conocer la decisión del juez de dejar en prisión a Oriol Junqueras, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha dado a conocer su sondeo preelectoral para el Parlament que surgirá de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre. Según estos datos, difundidos este mediodía, Ciudadanos será la fuerza más votada y los partidos independentistas se quedarían sin mayoría absoluta en votos y en escaños.
Según el sondeo las elecciones del 21 de diciembre las ganará ERC con 32 diputados, prácticamente empatada con Ciudadanos (31-32). La tercera posición sería para Junts per Catalunya, la candidatura del expresidente Carles Puigdemont, con 25 o 26 diputados.
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En cuarta posición queda el Partit dels Socialistes (21) seguido de Catalunya en Comú (9) y la CUP (9). El PP quedaría en última posición con 7 escaños.Con esta estimación los partidos independentistas se quedan con 66 o 67 escaños, a dos de la mayoría absoluta.
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En votos, Ciudadanos ganará las elecciones según el CIS, con el 22,5% de los votos. Sin embargo, el sistema electoral vigente, que prima el voto en las provincias menos pobladas, le otorgaría a la lista de Inés Arrimadas los mismos escaños, o uno menos, que a ERC, que se llevaría el 20,8% de los sufragios. Los partidos independentistas se quedarían lejos de la mayoría absoluta también en votos, ya que la suma de ERC, Junts per Catalunya y la CUP suma el 44,4%. El bloque de los partidos constitucionalistas sumará el 44,3% de los votos y 59-60 escaños.
Catalunya en Comú-Podem puede desempatar entre ambos bloques de partidos. La formación auspiciada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, conseguirá el 8,6% de los votos y 9 escaños.
Un tripartito de izquierdas (ERC, Catalunya en Comú-Podem y PSC) tampoco obtendría la gobernabilidad. Se quedaría en 62 escaños, seis por debajo de la mayoría absoluta.
En las elecciones de 2015, ERC y el PDeCAT (que ahora se presenta bajo la marca Junts per Catalunya) concurrieron juntos y lograron 62 diputados. La CUP consiguió 10; Catalunya en Comú-Podem, 11; Ciudadanos, 25; PSC, 16 y el PP, 11.
Por provincias, Ciudadanos consigue, según el CIS, una holgada victoria en Barcelona, con el 23,4% de los votos y 21 escaños. En esa circunscripción la segunda fuerza será ERC con 17 escaños. En el resto de provincias los independentistas ganan. En Girona lo hace Junts per Catalunya, con 6 escaños. En Lleida ERC consigue cinco escaños. En Tarragona gana ERC pero prácticamente empatada con Ciudadanos. El partido de Oriol Junqueras logra en esa provincia 5 escaños y el de Inés Arrimadas entre cuatro y cinco.
En la reciente encuesta realizada por Metroscopia para EL PAÍS, el Parlament surgido del 21 de diciembre suponía un empate en votos entre el bloque independentista y el constitucionalista. Ambos lograrían un 46%, mientras que en las elecciones de 2015 el independentismo alcanzó un 47,7% y los tres partidos netamente constitucionalistas sumaron un 39,1%, pese a que el no a la independencia superó entonces el 50% al integrar a los comunes). En este sondeo, realizado entre los días 20 y 22 de noviembre, el secesionismo podría perder la mayoría absoluta por un escaño.
ERC, según Metroscopia, sería el partido más votado —con el 26,5% y 39 diputados— mientras que Junts per Catalunya (la marca electoral del PDeCAT) lograría el 13,6% y 21 escaños. La CUP sumaría siete parlamentarios y el 5,9% de los votos. Ciudadanos se consolidaba como la principal fuerza de la oposición, con el 25,3% de los votos y 35 diputados, mientras que el PSC subía tres disputados, hasta 19 con el 14,9%.
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