martes, 28 de febrero de 2012

ALIMENTANDO A UNA COBRA


Unos amigos volvieron de China impresionados. Un producto  del
que Brasil fabrica un millón de unidades, China en una sola fábrica
produce 40 millones.

La calidad es equivalente  y la velocidad de distribución
impresionante. Los chinos colocan cualquier producto en el mercado
en cuestión de semanas, a precios que son una fracción de los
brasileños

Una de las fábricas se está trasladando al interior porque los
salarios de la región en que se halla instalada son demasiado altos:
100 dólares. Un obrero brasileño gana 300 dólares mínimo que
sumados a los impuestos y otros beneficios equivalen a 600 dólares.
Cuando  los comparamos, con los 100 dólares que reciben los chinos
sin prácticamente ningún otro beneficio…nos hallamos frente a una
esclavitud amarilla, y alimentándola…

¿Horas extraordinarias? En China…Olvídalas!!! La gente allí está
tan agradecida de tener un empleo que trabaja horas extras a cambio
de nada…

Detrás de esta “situación” está la gran trampa china. No se trata de
una estrategia comercial, sino de una estrategia de “poder” para
conquistar el mercado occidental. Los chinos están sacando provecho
de la actitud de los “comerciantes” occidentales, que prefieren mandar
maquilar la producción  quedándose tan sólo con lo que le agrega
valor: la marca.

Ya es muy difícil comprar en las grandes redes comerciales  de
los EE.UU.  algún producto “made in USA”. Es todo “made in China”,
con una marca estadounidense. Las empresas ganan toneladas de
dinero comprándoles a los chinos por centavos y vendiendo luego  
por centenares de dólares. Sólo les interesa el lucro inmediato a
cualquier precio. Aún al costo de cerrar sus fábricas  y generar una
brutal desocupación. Es lo que podría llamarse “la estrategia del precio”.

Mientras los occidentales maquilan y prácticamente ceden sus empresas
para ganar en el corto plazo, China aprovecha ese enfoque  e instala
unidades productivas de alto desempeño para dominar en el largo plazo.

Mientras las grandes potencias mercantiles se quedan con sus marcas,
con el diseño... sus garras, los chinos se quedan con la producción,
asistiéndolos, estimulándolos y contribuyendo al desmantelamiento de
los escasos parques industriales occidentales.

Muy pronto ya no habrá más fábricas de zapatos deportivos o de
calzado en el mundo occidental. Sólo existirán en China. De modo que
en el futuro próximo veremos cómo los producto chinos aumentan sus
precios produciendo un “shock de fabricación” como sucedió con el
shock petrolero en los años 70. Pero entonces será  demasiado tarde.

Entonces el mundo se dará cuenta de que levantar nuevas fábricas
tendrá costos prohibitivos y deberá  rendirse al poderío chino. Se dará
cuenta de que alimentó a un enorme dragón y se convirtió en su rehén.
Un dragón que aumentará gradualmente sus precios, puesto que será
quien dicte las nuevas leyes del mercado y será luego quien mande,
pues tendrá el monopolio de la producción.

Ya que será también el dueño de las fábricas, de los inventarios y los
empleos y quien regulará los precios.

Nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos asistiremos a una inversión
de las reglas de juego actuales, lo que producirá en las economías
occidentales el impacto de una bomba atómica…china. En ese momento,
cuando el mundo occidental se dé cuenta, será demasiado tarde.

Ese día, los ejecutivos occidentales mirarán tristemente las ruinas de
sus antiguas fábricas, a sus técnicos jubilados jugando a las cartas en las
plazas y llorarán sobre la chatarra de sus parques industriales destruidos.
Y se acordarán entonces, con mucha nostalgia, del tiempo en que ganaban
dinero comprando “fardos de mercancías de los esclavos” y vendiendo caras
sus “marcas registradas” a sus  coterráneos.

Y entonces, entristecidos, abrirán sus despensas y almorzarán sus marcas
que ya estarán pasadas de moda y que por tanto, habrán dejado de ser
poderosas, porque todas habrán sido copiadas…

REFLEXIONEN Y COMIENCEN YA A COMPRAR PRODUCTOS DE FABRICACIÓN
NACIONAL, FOMENTANDO EL EMPLEO EN SU PAÍS, POR LA SUPERVIVENCIA
DE SU AMIGO, DE SU VECINO Y HASTA DE USTED MISMO… Y LA DE SUS
DESCENDIENTES.

Piensen además…

Y ¿su poderío bélico-militar?

Quedaremos rehenes y a su merced, es decir, estamos hoy alimentando a la
cobra que nos morderá en el futuro!

*Director de marketing de Dana y profesional de la comunicación.

Traducido por Susana Merino para Rebelión


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