sábado, 23 de agosto de 2025
NETANYAHU ESE NAZI DEL SIGLO XXI
Desde que el Gobierno de Israel lanzó su campaña militar sobre la Franja de Gaza, en respuesta a los brutales atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023, el número de palestinos asesinados ya supera los 62.000, según el último balance del Ministerio de Sanidad gazatí. En todo este tiempo, han asediado y bombardeado asiduamente el enclave palestino, acabando con la infraestructura sanitaria y servicios básicos de luz y agua a una población que vive en hambruna declarada por la ONU. Solo a principios de año, 6 de cada 10 edificios habían resultado dañados.
Y todas estas cifras amenazan con seguir creciendo ante las últimas decisiones el Ejecutivo que el Likud de Netanyahu comparte en coalición con los ultranacionalistas. Una serie de medidas que no solo suponen un antes y un después en la manera de proceder de Israel, sino que simbolizan el traspaso de líneas rojas del derecho internacional que no se habían cuestionado anteriormente.
En una misma jornada, el Ministerio de Defensa -al cargo del anterior jefe de la diplomacia de Netanyahu- y el Ministerio de Finanzas -en manos del ala ultra encarnada en el colono Bezalel Smotrich- activaron dos planes que hacen oídos sordos de las advertencias de buena parte de la comunidad internacional y conforman un auténtico torpedo a la 'solución de los dos Estados'. Es decir, a cualquier aspiración de que se constituya un futuro Estado palestino con conexión entre Gaza y Cisjordania.
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Se trata del visto bueno de Defensa a la segunda fase de la operación Carros de Gedeón, para apoderarse por la fuerza de Ciudad de Gaza, erradicar a las fuerzas de Hamás y posteriormente entregarla a una autoridad desarmada que se comprometa a no atacar a Israel y sea independiente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). También es la misma operación de la que Naciones Unidas advierte que tendrá "consecuencias catastróficas", al obligar al desalojo de un millón de refugiados que malviven hacinados y entre las ruinas, lo que se traducirá "en más asesinatos, más sufrimiento insoportable, destrucción sin sentido y crímenes atroces". Y también es la misma campaña a la que el propio Ejército israelí se opuso, alertando de que pone en riesgo la vida de los rehenes que siguen en la Franja.
Pero también se trata del descongelamiento, después de 20 años sin atreverse a dar tal paso, del plan para expandir colonias en Jerusalén Este, 3.400 viviendas en la zona 'E1' que tienen un objetivo más allá de la propia expansión. Buscan -de forma reconocida- crear una barrera que aísle a las grandes urbes de la Cisjordania ocupada, Ramala y Belén, de la que es la capital de Palestina para aquellos países que sí reconocen el Estado palestino. ¿Qué ha cambiado ahora para que el Gobierno de Netanyahu esté pisando el acelerador de las reivindicaciones más extremistas? Estos son los principales factores que entran en juego.
Tanques a las puertas de Ciudad de Gaza: negociadores en la mesa
Si bien Israel ha estado poniendo trabas y obstaculizando el llegar a otro acuerdo de alto al fuego o a nuevos canjes de rehenes y liberación de presos palestinos, la situación ha dado un vuelco en las últimas 48 horas. Entronca directamente con el contexto en el que se dio luz verde a la toma de Ciudad de Gaza, justo después de que Hamás aceptase la propuesta de tregua de la mediación catarí y egipcia. Sin respuesta a esta, Israel amanecía con la noticia de que 60.000 reservistas más serían llamados a filas las próximas semanas para tomar la urbe gazatí y que eso requería de que otros 70.000 reservistas aún no pudiesen volver a sus casas.
Pero todo cambió tras la última rúbrica en el gabinete del primer ministro. En el anuncio oficial de la operación, Netanyahu desveló también que había ordenado "iniciar negociaciones inmediatas para la liberación de todos nuestros rehenes y para el fin de la guerra en términos aceptables para Israel". Con el paso de las horas, el escenario acumuló más contradicciones. A las exigencias al personal sanitario y de organizaciones humanitarias presentes en la Franja de que iniciasen la evacuación de un millón de refugiados se sumó otra demanda que incorporaba la negociación.
Con los tanques a las puerta de Ciudad de Gaza, el Ministerio de Defensa de Israel reclamó a Hamás que llegase a un acuerdo, bajo la amenaza de destruir esta área urbana: "Pronto las puertas del infierno se abrirán". Cabe destacar que esa petición incluía que el acuerdo sea bajo las condiciones de Israel, con la liberación de todos los rehenes, el desarme de Hamás, pero también el control israelí de todo el perímetro de la Franja y el veto a la ANP -el Gobierno palestino al que reconoce la comunidad internacional-.
La propuesta anterior que el grupo armado había aceptado incluía un canje de 10 rehenes por 150 presos -renunciando a los que están en cadena perpetua- y la entrega de todos los cadáveres de los fallecidos a cambio de 60 días de tregua, más ayuda humanitaria y cediendo también en el tamaño de la zona de amortiguación. Ambas cesiones respondían a puntos de choque con Israel en la ronda anterior de las negociaciones.
Por otro lado, se ha registrado una evidente aceleración de los planes de una operación militar de gran magnitud y que el Ejército aprobó advirtiendo de los riesgos que conlleva tanto para las tropas como para los secuestrados. El pasado miércoles, el mismo día en que Hamás advertía de que Israel solo estaba obstaculizando la negociación, Netanyahu dio orden de acortar los plazos para la invasión de Ciudad de Gaza. En la jornada anterior fue Catar quien le pedía una respuesta "rápida y positiva" a la propuesta. En lugar de esta, llegaron otro tipo de mensajes, pero para la población israelí: "Juntos ganaremos".
NETANYAHU ¿ AQUE JUEGA EL NAZI?
Desde que el Gobierno de Israel lanzó su campaña militar sobre la Franja de Gaza, en respuesta a los brutales atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023, el número de palestinos asesinados ya supera los 62.000, según el último balance del Ministerio de Sanidad gazatí. En todo este tiempo, han asediado y bombardeado asiduamente el enclave palestino, acabando con la infraestructura sanitaria y servicios básicos de luz y agua a una población que vive en hambruna declarada por la ONU. Solo a principios de año, 6 de cada 10 edificios habían resultado dañados.
Y todas estas cifras amenazan con seguir creciendo ante las últimas decisiones el Ejecutivo que el Likud de Netanyahu comparte en coalición con los ultranacionalistas. Una serie de medidas que no solo suponen un antes y un después en la manera de proceder de Israel, sino que simbolizan el traspaso de líneas rojas del derecho internacional que no se habían cuestionado anteriormente.
En una misma jornada, el Ministerio de Defensa -al cargo del anterior jefe de la diplomacia de Netanyahu- y el Ministerio de Finanzas -en manos del ala ultra encarnada en el colono Bezalel Smotrich- activaron dos planes que hacen oídos sordos de las advertencias de buena parte de la comunidad internacional y conforman un auténtico torpedo a la 'solución de los dos Estados'. Es decir, a cualquier aspiración de que se constituya un futuro Estado palestino con conexión entre Gaza y Cisjordania.
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