viernes, 27 de enero de 2012

QUE VERGÜENZA


Un veredicto absolutorio con elementos chocantes

La testigo en que se apoyó el jurado, imputada en la financiación ilegal

El veredicto absolutorio para Francisco Camps y Ricardo Costa por aceptar regalos de la trama Gürtel contiene conclusiones llamativas en puntos que eran claves para el caso. Estas son las más destacadas:
» “Consideramos que la relación de Álvaro Pérez con los acusados era meramente comercial”. La afirmación parece chocar, entre otras pruebas, con las conversaciones intervenidas que se reprodujeron en la sala.
En una, Costa le pide a Pérez, conocido como El Bigotes, que medie ante Camps para que lo nombre consejero: “Como secretario general le puedo ser más útil si me pusiera en el Gobierno”. “Vale”, responde Pérez. “Tú déjaselo caer y que lo vaya teniendo en la cabeza”, insiste Costa.
En otra conversación, Camps le dice a El Bigotes: “Te quiero un huevo”; “amiguito del alma”, “tenemos que quedar para hablar de lo nuestro, que es muy bonito”. Y la esposa del expresidente, Isabel Bas, le agradece cariñosamente a Pérez los regalos que Pérez ha enviado a su casa:
—La caja tiene una pinta...
—Ya me conoces.
—Me vas a tumbar los Reyes.
El jurado se basó para ello en que la testigo Isabel Jordán señaló “que la relación era meramente comercial”. Jordán es una exempleada de la trama que fue grabada: “He pagado 30.000 euros de trajes para Camps”, dijo hace tres años. Sin embargo, el jurado tuvo en cuenta solo las matizaciones que hizo en el juicio en el que, como imputada en la causa general de Gürtel, podía mentir. Pero es que, además, Jordán ha sido recientemente imputada en la causa de financiación ilegal del PP valenciano —la misma causa por la que aún ha de responder uno de los acusados, Costa— y cualquier palabra de admisión de los hechos podría haberle perjudicado.
» “El señor Camps no tenía influencia alguna en materias de contratación como presidente de la Generalitat”. La conclusión del jurado se aleja de lo que quedó acreditado en el juicio: que Camps no disponía de capacidad directa de contratación. Carecer de “influencia alguna” parece más propio de un bedel que del jefe de un Gobierno. El jurado lo justificó en las declaraciones de los cargos y funcionarios de la Generalitat. La acusación advirtió de que, de haber reconocido que recibían instrucciones para contratar con la trama, hubiesen sido a su vez imputados. Algunos de ellos ya lo están.
» “Los peritos no pueden relacionar al 100% la documentación que acredita los pagos de las prendas”. Los peritos examinaron decenas de documentos que acreditan el encargo y confección de prendas a nombre de Camps y Costa y el pago por la trama. El itinerario de cada una de ellas no podía reconstruirse absolutamente, porque la fábrica usaba códigos propios, distintos de los de las tiendas.

martes, 24 de enero de 2012

¿ACABAREMOS TODOS ASÍ?


MARRUECOS | Abdelouhab Zidoun tenía 27 años

Fallece uno de los licenciados en paro que se quemó a lo bonzo en Rabat

Abdelouhab Zidoun, uno de los tres diplomados en paro que se prendieron fuego el pasado miércoles en Rabat, sucumbió a sus heridas esta madrugada en el Hospital Ibn Roch de Casablanca, según han confirmado a ELMUNDO.es fuentes de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (Amdh).
"Otro de sus compañeros también fue trasladado a Casablanca porque sus heridas eran graves y sigue hospitalizado", según informadores del grupo Amal (esperanza) de diplomados en paro, que han añadido que Zidoun tenía 27 años y estaba licenciado en Derecho.

lunes, 23 de enero de 2012

HASTA DONDE LLEGABA LA CENSURA EN ESPAÑA


Los discos prohibidos del franquismo

Los censores de Franco mantuvieron una tenaz cruzada contra lo que consideraban deslices libertinos del pop y el rock. Eliminaban canciones, cambiaban portadas y estribillos... Un libro recopila una voracidad represora que llegó al esperpento.

La censura franquista tenía poder. En 1972 era capaz de obligar a los Rolling Stones a preparar una portada alternativa para el primer elepé del grupo en su propio sello, Sticky fingers (literalmente, Dedos pegajosos). La prevista, obra de Andy Warhol, ofrecía una foto del pantalón vaquero de Joe Dallesandro, con la particularidad de que la cremallera se podía bajar y se veían los calzoncillos del actor. Para España se utilizó una imagen de unos dedos que salían de una lata de melaza. Inevitablemente, la edición española -donde también se reemplazaba la dramática Sister Morphine por Let it rock- se convertiría en objeto de deseo para coleccionistas del mundo entero.
Pero los censores sobreestimaban su influencia: en 1973, tras escucharBlack licorice, una historia de amor interracial de Grand Funk Railroad, exigieron que se cambiara la letra. En vez de "me envuelve con sus finas piernas / su caliente piel negra pegada a la mía", sugirieron que el grupo lo regrabara como "me rodea con sus finos brazos / se abraza firmemente a mí", rimara o no. Dado que, para Grand Funk, España era un mercado mínimo, la propuesta difícilmente iba a prosperar. El elepéWe're an American band salió aquí sin Black licorice.


No se libraba nadie. Los Brincos, grupo modélico, vio proscritas dos portadas porque estaban desnudos de cintura para arriba


Un inminente libro de la editorial Milenio, Veneno en dosis camufladas: la censura en los discos pop durante el franquismo, contiene docenas de anécdotas similares. Su autor, Xavier Valiño (Cospeito, Lugo, 1965), sabía que se ha investigado exhaustivamente la censura en el cine, en la literatura e, incluso, en la canción politizada. Sin embargo, conocíamos poco sobre los mecanismos de control de las ediciones discográficas. Esta censura, que determinaba lo publicable (o no) en España, se institucionalizó en 1966, por orden de Fraga Iribarne, entonces ministro de Información y Turismo. Don Manuel pretendía traer aires liberalizadores al país, pero ocurrió todo lo contrario en el campo de la edición fonográfica: al crear el órgano se desarrolló la función. Entre 1966 y 1977, los centinelas musicales fueron implacables y asombrosamente activos para tratarse de cuatro personas, en comparación con la plantilla de entre 25 y 30 que vigilaba los libros. Técnicamente no debía de ser tarea sencilla: carecían de reglas tan nítidas como las cinematográficas y solían ser puenteados por discográficas con acceso a sus superiores.


Así quedó la portada del grupo 'Golden Earing' de su disco 'Moontan'.
Valiño acudió al Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, donde localizó montañas de expedientes que incluían las denegaciones, los recursos de las empresas y demás correspondencia oficial. Hay un lamentable vacío documental respecto a la supervisión de portadas: cabe imaginar que, debido al incómodo tamaño de las carpetas de los elepés (31×31 centímetros), seguramente terminaron en el basurero en algún traslado. Valiño se ha tomado el santo trabajo de comparar centenares de portadas sospechosas con los originales internacionales.
Algunos son estropicios famosos, merecedores de figurar en la historia del absurdo. Leonard Cohen puede recibir hoy reconocimientos oficiales, como el Príncipe de Asturias, pero en 1974 se manipuló la portada de New skin for the old ceremony, basada en un grabado del siglo XVI que hubiera encajado perfectamente en cualquier museo diocesano.
Los señores censores daban mucho trabajo a los departamentos de diseño de las disqueras españolas. En el libreto de Quadrophenia se mostraba el dormitorio del protagonista, con una pared cubierta con fotos de desnudos. Dado que The Who era un grupo vendedor, alguien tuvo que "vestir" a las descocadas modelos. Más perverso fue el tratamiento aplicado a Some time in New York City, el doble elepé de unos John Lennon y Yoko Ono radicalizados. La funda imitaba la primera página de The New York Times, con columnas ocupadas por las letras. Aparte de eliminar fotos, en la edición española, los textos fueron reemplazados por garabatos sin sentido.
No se libraba nadie. Los Brincos, grupo modélico bien conectado con el régimen, vio proscritas sucesivamente dos portadas pensadas para lo que sería su disco final, Mundo, demonio, carne. Una de ellas era un retrato del notable pintor hiperrealista Claudio Bravo, pero ¡estaban desnudos de cintura para arriba! Los Canarios también tuvieron sus encontronazos, aunque cantaran en inglés. Sus letras eran "tendenciosas", sentenció el cancerbero encargado de escrutar el elepé Libérate! Ya en 1968 se manifestaba la capacidad de Teddy Bautista como encantador de serpientes, si hemos de creerle. Enfrentado a la posibilidad de que prohibieran lo que se convertiría en su máximo momento de gloria, Get on your knees, Teddy desvió la atención de una letra que sugería una felación. Contó a los censores que pretendía "bajarle los humos" a una altiva británica a la que había conocido en Ibiza, que despreciaba todo lo español. Así se coló Get on your knees, por un alarde de patriotismo genital. Que conste que el editor del disco, el productor Alain Milhaud, no recuerda semejante contencioso.

Enfrentados a letras poéticas o misteriosas, los censores imaginaban blasfemias o referencias a la subversión
Para ejercer de censor convenía tener un afilado sentido de la coyuntura. Valiño recuerda las cuitas de un quinteto barcelonés llamado Los No, desaparecidos de las ondas en 1966 por coincidir con un referéndum en el que el aparato franquista pedía el . Para más desdicha, su disco comenzaba con una canción titulada Moscovit, que en verdad criticaba la vida cotidiana en la Unión Soviética. Igualmente inoportuno fue un grupo de laboratorio llamado Doctor Pop, que precisamente en 1975 publicó el retrato de una bella noctámbula llamada Sofía, víctima de algún trauma: "Siempre se acuesta de día / va sola, sin compañía". Alguien debió de pensar que la letra podía ofender en La Zarzuela y la canción se regrabó inmediatamente como Lucía.
En contra de la caricatura de funcionarios cenutrios, algunos de estos guardianes de la moral hilaban fino. Detectaron la metáfora erótica de la serpiente de Jim Morrison en la grabación de los Doors Crawling king snake. También interpretaron correctamente la referencia a la vagina enI'm a king bee, el clásico de Slim Harpo. Exhibían conocimientos de la jerga hip cuando se empeñaban en rechazar una pieza de Ray Charles. Se enzarzaban en disquisiciones teológicas a partir de Jesus Christ Superstar, cuya banda sonora fue finalmente autorizada.
Valiño ha identificado a los temibles cuatro censores e incluso llegó a conversar con dos de ellos. Sus perfiles resultan insospechados: uno de ellos, exiliado tras la Guerra Civil, supuestamente había sido oficial del Ejército Rojo y, de vuelta en España, consiguió entrar en el ministerio por su conocimiento del ruso; otro tenía vocación literaria y aseguraba que rompió con el régimen cuando le impidieron la publicación de un libro, refugiándose en Francia. Carecían de motivaciones ideológicas: era "un trabajo más".

Enfrentados a letras opéticas o misteriosas, los censores imaginaban blasfemias o referencias a la subversión
Cierto que sus penalidades personales no justifican su voracidad represora. El estudio de Valiño sirve como catálogo de monumentales aberraciones. Enfrentados a letras poéticas o misteriosas, inmediatamente imaginaban blasfemias o referencias a la homosexualidad, la prostitución o la mítica subversión. Veían la sombra del comunismo donde seguramente solo había algún eco del jipismo o una torpe expresión juvenil.
Hay que entender que se jugaban el cargo. Y cometieron pifias como dar el beneplácito a Je t'aime... moi non plus, de Serge Gainsbourg y Jane Birkin. Circulan diferentes versiones sobre ese despiste. Quizá hubo picardía de la discográfica al presentar el tema como "instrumental" y eliminar el desnudo de la inglesa. Otra explicación es que los señores censores no escuchaban los discos en cuestión, realizando su labor a partir de transcripciones de las letras proporcionados por las editoras, no siempre con sus traducciones. Y allí no se consignaban los jadeos.
El sello Hispavox sufrió una de las más humillantes intervenciones de la censura. La distribuidora poseía los derechos para España de uno de los éxitos más contagiosos de 1972, American pie, de Don McLean. Se trataba de una parábola sobre la evolución del rock, pivotando sobre el accidente de avioneta que acabó con las vidas de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper, a los que McLean denominaba "el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo". La Dirección General de Cultura Popular se negó a bendecir semejante irreverencia y se llegó a una solución de compromiso: editarlo con un pitido que tapaba las palabras "ofensivas".
Los archivos de Alcalá guardan una correspondencia alucinante donde se discutía sobre el escaso nivel de inglés de los españolitos, la dificultad de traducir el slang o la tolerancia del pacifismo como ideal. Tras la muerte de Francisco Franco, la censura perdió fuelle, aunque sus colaboradores siguieron en nómina. El elepé Zuma, de Neil Young, fue publicado íntegro, con la única modificación de disimular el título de Cortez the killer, donde se acusaba a Hernán Cortés de genocida, rebautizado como Cortez Cortez. Para entonces, los tijeretazos hasta se habían convertido en argumento de mercadotecnia: la reedición en 1976 de Rock'n'roll animal, de Lou Reed, proclamaba orgullosa que incluía el anteriormente denegado tema Heroin.

miércoles, 18 de enero de 2012

¿ QUE HAY QUE HACER CON ESTE SUJETO ?


Urdangarin contrató a tres sobrinos en la sociedad que tiene con la infanta

Javier Romera | 7:10 - 17/01/2012
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Iñaki Urdangarin podría haber contratado a parte de su familia, según la documentación requisada.
En profundidad
Iñaki Urdangarin está imputado por una presunto desvío de fondos públicos y engaño a la Administración, pero de lo que no se le podrá acusar nunca es de ser una persona egoísta. Y menos aún con su familia.
La trama empresarial que creó entorno al Instituto Nóos dio trabajo a su hermano Mikel, que según ha confirmado la Agencia Tributaria, cobró una pequeña cantidad por ello; cuando sus hijos Juan y Pablo tenían 3 y 4 años les regaló a cada uno un 16,6 por ciento de la sociedad Namaste, nombrándoles además consejeros; y adjudicó un 33 por ciento de esta misma sociedad y un 50 por ciento de Aizoon a su mujer, la infanta Cristina, que fue miembro además de la Junta Directiva del Instituto Nóos.
Pero no fue sólo eso. Según ha confirmado este periódico con el último informe de Hacienda a raíz de la investigación abierta a Aizoon, Urdangarin contrató además en ésta última compañía a tres de sus sobrinos. Se trata de los hijos de su hermana mayor, Ana, casada con Carlos Gui. SonLucía, Jan y Lucas Gui Urdangarin. Y es que, al final, todo queda en familia.

Salidas de dinero

Hacienda está investigando ahora posibles desvíos de dinero a través de ellos hacia su familia. Según publicó ayer el diario El País, la Oficina Nacional de Investigación del Fraude de la Agencia Tributaria (Onif) abrió hace casi un año un expediente por un sospechoso movimiento de 147.800 euros en billetes de 500 entre el Instituto Nóos y la empresa Aizoon, propiedad a partes iguales de Urdangarin y de la infanta.
Hacienda remitió ese expediente al juez del caso Palma Arena, que sigue investigándolo, sobre todo después de que los implicados, como ha ocurrido en otras ocasiones, dieran versiones contradictorias. Ayer, el abogado de Iñaki Urdangarin, Mario Pascual Vives,negó tajantemente que hubieran tratado de engañar a Hacienda y mucho menos evadir capitales. "El duque de Palma en absoluto y su esposa tampoco. Ellos ni lo han intentado ni lo han hecho", respondió el letrado ante las sospechas derivadas de estas operaciones en efectivo.
Pascual Vives también defendió el papel de la Infanta Cristina, sobre todo después de que un abogado presentase la semana pasada ante la Fiscalía General del Estado una denuncia contra ella por su responsabilidad en unas compras particulares que podrían haber sido abonadas por Aizoon. "La conducta de la infanta no deberá ser constitutiva de actividad incorrecta", aseguró.
La Fiscalía Anticorrupción considera que Urdangarin y Diego Torres formaban junto a otras pocas personas un comité cerrado en la toma de decisiones, ocultándoselo el resto a los demás, incluida la infanta, a la que exculpa así de los posibles delitos. No obstante, laaparición de nuevas pruebas, como estos movimientos de dinero, pueden acabar dando un vuelco a la situación, que por ahora, en cualquier caso, es poco probable.