jueves, 16 de junio de 2016
CAMERON VISITA GIBRALTAR POR EL BREXIT
16/06/2016 09:20
"El evento más importante en la historia de nuestra nación". Así anuncio Gemma Vásquez, de la campaña Stronger In Europe, la visita inusitada y sin precedentes del premierDavid Cameron a la Roca, a una semana exacta del referéndum de la Unión Europea.
La visita-relámpago del líder conservador se produce ante la inquietud creciente del gobernador Fabian Picardo por la marcha de las encuestas. Hostigado por sus propios correligionarios en Londres, obligado a ceder el protagonismo en los últimos días al líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, Cameron hizo las maletas tras una tumultuosa sesión parlamentaria en la que pudo percibir la acritud de los partidarios del Brexit, tan ensimismados en los asuntos internos (de la inmigración a la sanidad pública) que ni siquiera han tenido tiempo de plantearse la cuestión de Gibraltar.
"Esperemos que el Gobierno español no decida volver a los tiempos de Franco y cerrar la verja sin más", declaró recientemente a EL MUNDO el diputado Andrew Rosindell, una de las voces más notorias de los conservadores euroescépticos. "Gibraltar no debería ser un problema si nos vamos de la UE, como tampoco lo serán las islas del Canal que nunca nos han dado grandes problemas con Francia", añadió Rosindell.
Como en otros grandes temas del debate (el impacto económico o el futuro de los expatriados, sin ir más lejos), la campaña del Brexit prefiere mirar hacia otro lado y encomendarse a la fuerza del destino. El titular del Foreign Office, Philip Hammond, sí puso sin embargo el futuro de Gibraltar como uno de los argumentos de mayor peso a favor de la permanencia, en su discurso en la Chapman House de Londres. Hammond recordó cómo el "libre comercio con nuestros socios españoles" es la clave de la supervivencia económica de la Roca.
El titular de Exteriores recalcó que la salida de la UE serviría probablemente para reactivar el litigio político por el estatus del "territorio de ultramar" y alertó que los gibraltareños -hasta ahora abrumadoramente a favor de mantener los vínculos con Londres- podrían decidir un cambio de rumbo si ven peligrar su futuro económico.
Con un mensaje parecido llegará a Gibraltar Cameron en una visita decididamente "histórica", pues podría ser su última y más que simbólica salida al exterior si vence finalmente el Brexit y sus correligionarios le obligan a dimitir.
Cameron se aferra a Gibraltar como si fuera su salvavidas en mitad de una tormenta mucho más virulenta de lo que llegó a presagiar. Hasta Londres se traerá el respaldo incondicional de Picardo y los llanitos, pero le va a hacer falta el espíritu de la Roca para conjurar el naufragio. Que la fuerza le acompañe...
ADOLFO SUAREZ, REFORMAS DE VERTIGO
El primer presidente de la democracia llegó a lo más alto sin estar rodeado de un séquito a quien dar explicaciones. Una libertad clave para el vertiginoso ritmo de reformas que emprendió, incluida la legalización del PCE.
“Había que liquidar el postfranquismo, cambiar la cosa, a ver si me entiendes. Y entonces han puesto a un falangista…”, escribió muy en su estilo Francisco Umbral en EL PAÍS al comentar el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno. También en este diario Ricardo de la Cierva, parodiando a Ortega, entonó su famoso “Qué error, qué inmenso error”. Un error que este periódico atribuyó a una gran conspiración en la que habrían participado los tecnócratas, la banca, las empresas eléctricas, los monopolios estatales y las asociaciones del Movimiento. Demasiado para un observador inteligente de la escena española, Wells Stabler, embajador de Estados Unidos, que en su primer informe sobre el nuevo premier lo presentaba como alone at the top.
adolfo suárez sciammarella
Solo en lo alto, sí, y esta circunstancia, llegar arriba sin haber sido nunca una personalidad rodeada de séquito, fue clave para la libertad de movimientos de que pronto hizo gala. Había iniciado su vida pública en Acción Católica, pero no tuvo problema en combinar esa militancia con su incorporación a Falange. Se forjó, pues, como falangista católico, sin contacto con los mal avenidos demócrata cristianos, pero sí con miembros del Opus Dei. No por casualidad, su primer patrón y valedor, Fernando Herrero Tejedor, era socio de la Obra y llegó a ministro-secretario general del Movimiento, rara combinación de la que el joven Suárez aprendió una lección inolvidable: lo importante en aquel régimen ya en avanzada descomposición no era tanto la ideología como las redes de amistades en las que entrabas.
La muerte en accidente de Herrero pudo haber acabado con su carrera si no hubiera sido porque, desde la dirección de RTVE, Suárez se había ocupado de cuidar con esmero la imagen pública y la presencia en pantalla del príncipe Juan Carlos, heredero de la jefatura del Estado y, por eso mismo, objeto de todo tipo de desdenes y de intrigas propias de la cloaca madrileña. Fue don Juan Carlos, ya rey, quien lo impuso como secretario general del Movimiento en su primer gobierno. Y fue él quien aleccionó a Torcuato Fernández Miranda para que el Consejo del Reino lo incluyera en la terna de la que habría de salir como su presidente.
Cuando llegó a lo alto, sostenido desde arriba pero sin suelo firme por abajo, su tarea consistía en impulsar la reforma del régimen que las divisiones y torpezas de Arias/Fraga habían bloqueado y que amenazaban con arruinar a la Monarquía. Para cumplir el mandato, nada más apropiado que aquella versatilidad ideológica que de católico y falangista le permitió identificarse como demócrata, como él mismo se definió en la alocución televisada del 3 de mayo de 1977, al presentarse como candidato a diputado y explicar, de paso, las razones que le habían movido a legalizar al Partido Comunista: “Soy demócrata, sinceramente demócrata”, alguien dispuesto a “ofrecer la posibilidad de un lugar bajo el sol a todas las opciones y respetar e incorporar las opiniones contrarias”. En eso consistía para él ser demócrata, en “no cerrar los ojos a lo que existe”.
Él los tenía desde joven bien abiertos y así avanzó en el camino de la reforma a la par que sorteaba sus obstáculos: amnistía de presos políticos, extinción de las Cortes, supresión del Tribunal y Juzgados de Orden Público, derecho de asociación sindical, libertad de expresión, de reunión y de asociación política, supresión del Movimiento. Esa fue su obra. Todo por decreto-ley, hasta llegar a la convocatoria de elecciones generales tras la arriesgada legalización del Partido Comunista que, en mayo de 1977, le permitía afirmar: “Señoras y señores, sí, soy demócrata”.
Se forjó como falangista católico,
sin contacto con los mal avenidos
demócrata cristianos, pero sí con
miembros del Opus Dei
¿O era solo un “repentino converso a la democracia”, carente de “autoridad para implantarla”, como con su inveterado desprecio hacia Suárez afirmó José Luis L. Aranguren también desde EL PAÍS? Tal vez, pero si no hubiera sido por la mezcla de astucia, osadía y realismo con que actuó durante aquellos meses decisivos, el Partido Comunista habría seguido en la clandestinidad, el Ejército mantendría su derecho de veto y de las elecciones de junio de 1977 no habrían salido unas Cortes Constituyentes. El punto en que el proyecto de reforma del régimen se truncó y dio paso a otra cosa fue la legalización de los comunistas. Y esa decisión, por el momento en que la tomó y las resistencias que derribó, hizo de Adolfo Suárez, sinceramente, un demócrata.
viernes, 3 de junio de 2016
EN UN MUNDO DE " PILLOS"
TITULARESSeis noticias para comenzar el día bien informado.
BANCA
•La quinta entidad de mundo por activos colecciona escándalos en los últimos
Las sombras que persiguen al HSBC
Clientes sacan dinero de una sucursal de HSBC en Londres. |EFE
Twitter
Facebook
Enviar
Compartido 2
Comentar noticia
•Registran la sede del Banco Santander en la investigación por blanqueo al HSBC abierta tras el 'caso Falciani'
•VÍDEO: ¿Quién es quién en la lista Falciani?
DANIEL VIAÑA
Madrid
@DanielVianaR
04/06/2016 03:02
Con unos activos por valor de más de dos billones de euros, esto es, cerca del doble del Producto Interior Bruto (PIB) de España, HSBC es el quinto banco por activos del mundo, el más grande si se exceptúa a los asiáticos, y uno de los que más escándalos financieros ha protagonizado durante los últimos años. El más conocido es el que se originó tras la filtración de la denominada lista Falciani, que contenía los nombres de 130.000 potenciales evasores fiscales con cuentas no declaradas en la sucursal que HSBC tiene en Ginebra, entre los que estaba el entonces presidente de Banco Santander, Emilio Botín, y que ha acabado motivando la investigación que ayer llevó a cabo en esta misma entidad la Guardia Civil.
Pero ésta no es, ni mucho menos, la única sombra o certeza que persigue a The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation, que es el nombre que da lugar al acrónimo HSBC. La manipulación del London Interbank Offered Rate (Libor) no fue tan polémica como la filtración de Hervé Falciani pero, probablemente, afectó de manera mucho más directa al ciudadano. El nombre del banco británico, así como el de otras 15 grandes entidades, está directamente relacionado con la alteración de esta referencia mundial que se fija diariamente en Londres, marca el tipo de interés que se aplica al crédito interbancario y condiciona, entre otros aspectos, los tipos a los que se conceden las hipotecas. Barclays, UBS y RBS ya han sido multadas por inflar esta referencia para aumentar sus beneficios, y el resto de bancos implicados podrían seguir el mismo camino en el futuro.
Por lo que sí que ya ha sido multado HSBC, y con una cuantía que además es histórica, es por otra manipulación: la del mercado de divisas. En noviembre de 2014, y tras 13 meses de investigación, organismos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Suiza impusieron una multa de 3.400 millones de euros a Citibank, JP Morgan, RBS, UBS y, por supuesto, HSBC en el marco del denominado escándalo Forex.
Operadores de estos cinco gigantes financieros mundiales forzaron operaciones conjuntas, al menos entre el 1 de enero de 2008 y el 15 octubre de 2013, con el fin de influir en el tipo de cambio en su propio beneficio. "No sé si la palabra corrupción es lo suficientemente fuerte para describir lo que ha ocurrido", resumió entonces Andrea Leadmson, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a la BBC. Pero, probablemente, ni esta dura crítica, ni tampoco la sanción que recibieron, resultaron suficientes para compensar las ganancias que las entidades obtuvieron en un mercado que cada día mueve 5,3 billones de dólares (4,67 billones de euros).
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)